Muy gracioso y creativo como nos gusta en el invernadero, pero es también una constancia de lo que esta provocando la crisis en nuestras motivaciones y aspiraciones personales
Antes de la crisis, cuando todo era esplendor y abundancia, nos sentíamos con ganas, con fuerzas, con derecho a recibir un aumento de sueldo. Con la crisis ya no
“No hay dinero, la cosa va fatal”, nos repiten hasta la saciedad, demos gracias de que podamos conservar el puesto de trabajo. Recemos para que no nos hagan una reducción de salario
No discutamos que “el no hay dinero” sea verdad, vamos a creérnoslo, pero que el clima de miedo y desesperanza que se está creando con la crisis, no solo menoscaba el amor propio, paraliza nuestros deseos de mejora en nuestro trabajo, también puede repercutir a la cadena de consumo
Antes de la crisis, cuando todo era esplendor y abundancia, nos sentíamos con ganas, con fuerzas, con derecho a recibir un aumento de sueldo. Con la crisis ya no
“No hay dinero, la cosa va fatal”, nos repiten hasta la saciedad, demos gracias de que podamos conservar el puesto de trabajo. Recemos para que no nos hagan una reducción de salario
No discutamos que “el no hay dinero” sea verdad, vamos a creérnoslo, pero que el clima de miedo y desesperanza que se está creando con la crisis, no solo menoscaba el amor propio, paraliza nuestros deseos de mejora en nuestro trabajo, también puede repercutir a la cadena de consumo
Si el trabajo, ese trabajo que nos ocupa la mayor parte del tiempo, la mayor parte de la vida, ya no vale lo mismo, quizas el esfuerzo, y la entrega en el trabajo, ya no siga siendo exactamente la misma que antes de la crisis
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